domingo, 9 de enero de 2011

¡Sigue empujando!

Por Marcos Witt


“Pero una mujer que desde hacia doce años padecía de flujo de sangre, y había sufrido mucho de muchos médicos, y había gastado todo lo que tenia, y nada había aprovechado, antes le iba peor, cuando oyó hablar de Jesús, vino por detrás entre la multitud, y tocó su manto” - Marcos 5:25-27.


La única solución a todas nuestras necesidades se encuentra en Jesús. En esta oportunidad no le voy a hablar de medicina, ni de filosofía, ni de psicología, le voy a hablar de Jesús. El es el Rey de Reyes, el Único que puede sanarlo, el Único que puede hacer milagros, el Hijo de Dios, el Victorioso de todas las naciones, el que está sentado a la diestra de Dios Padre el día de hoy intercediendo por usted. Qué bueno que usted, al igual que esta mujer, oyó hablar de Jesús alguna vez en su vida.


Dice la Biblia que esta mujer “oyó hablar de Jesús”. Quién sabe quien se lo había platicado, pero la fama de Jesús estaba corriendo por todos lados. Es importante que usted también esté platicando lo que Dios ha hecho en su vida. ¿Qué ha hecho Dios por usted? Piense por un momento en todo lo que Dios ha hecho por usted, nunca le ha faltado nada, El ha suplido todas sus necesidades. Hable de todas estas cosas, de lo bueno que es Dios, póngalo en sus labios. Jesús es la respuesta que este mundo está necesitando.


Esta mujer había oído hablar de Jesús y “vino por detrás entre la multitud, y tocó su manto. Porque decía: Si tocare tan solamente el borde de su manto seré salva” (Marcos 5:28). Ella no pedía gran cosa, ella no necesitaba gran cosa, no requería de más nada que tocar el borde de su manto. “Y enseguida la fuente de su sangre se secó; y sintió en su cuerpo que estaba sana de aquel azote. Luego Jesús, conociendo en si mismo el poder que había salido de El, volviéndose a la multitud, preguntó: ¿quién ha tocado mis vestidos? Sus discípulos le dijeron: ves que la multitud te aprieta, y todavía preguntas: ¿quién me ha tocado? Pero El miraba alrededor para ver quien había hecho esto. Entonces la mujer, temiendo y temblando, sabiendo lo que en ella había sido hecho, vino y se postró delante de El, y le dijo toda la verdad. Y el le dijo: Hija, TU FE te ha hecho salva” (Marcos 5:29-34a). Es SU FE lo que mueve la mano de Dios, es SU FE la que Dios honra cuando usted se acerca a El creyendo que El lo puede sanar. “Tu fe te ha hecho salva; ve en paz, y queda sana de tu azote” (Marcos 5:34).


Esta mujer había llegado a su punto de desesperación; llevaba 12 años enferma, todos sus recursos se habían agotado, su dinero se había terminado, cada vez le iba peor. Sin embargo, alguien le platicó de Jesús y ella determinó: ‘tengo que hacer algo, voy a empujar’. El Señor quiere que usted siga empujando. A esta mujer alguien le platicó que Jesús podía ser la respuesta a su necesidad y ella supo, investigó y se acercó. Dios hará lo que usted no puede hacer, pero usted tiene que hacer lo que El no puede hacer. Esta mujer se movilizó al lugar y de la misma manera usted necesita movilizarse y tomar pasos de fe, tomar acción, creer que Dios lo va a sanar.


Esta mujer se levantó con todo y enfermedad y no permitió que la multitud fuera para ella un obstáculo. De alguna manera ella empujó y empujó hasta que llegó. Yo me puedo imaginar que hubo gente que la vio y se molestó. Quizás muchos dijeron, “¿y esta señora quién se cree? ¿Qué le pasa a esta mujer? ¡Si nosotros llegamos primero! ¡Que haga fila!” Pero ella no se preocupó por los que se molestaron ni por los que la criticaron. Ella tenía una necesidad. Cuando usted tiene una necesidad, no debe importarle quien se moleste con usted, ni quien lo critique. Tenemos que pedirle a Dios que nos dé una santa desesperación de tal manera que busquemos el rostro del Señor y que hagamos lo que tengamos que hacer hasta obtener la respuesta que necesitamos.


Hay gente que no mas empieza a ver que usted está empezando a salir adelante, tratan de bajarlo. Usted muchas veces se ha tenido que enfrentar con un gigante que está entre la multitud tratando de detenerlo; el gigante se llama ‘temor’ quien le dice: “usted va a morir, sus días se van a acabar, no hay remedio para usted”. Pero la Biblia dice que el diablo es como león rugiente y un león rugiente ya ni siquiera tiene dientes y no es ni siquiera el que ataca la presa; son las leonas las que están esperando la presa del otro lado para atacarla. Así que si usted escucha que le están diciendo que se va a morir, corra hacia ese ruido y mire a ese temor en la cara y dígale, “temor, la Biblia dice, en el nombre de Jesús, que yo ‘viviré, no moriré’. La Biblia dice que Cristo murió por mi y que tengo vida en Cristo Jesús”. Mire el temor en la cara y dígale, ‘temor, si no te quitas, te voy a quitar y te voy a dejar en mi polvo”.


No se deje detener por el temor, ni por la angustia. ¡Siga empujando! Siga creyendo que el Señor lo va a sanar, que su matrimonio va a ser restaurado, que TODOS sus hijos van a servir al Señor, que su marido va a vencer ese problema del alcoholismo, siga creyendo, siga empujando. Que no lo detenga a usted ese espíritu de desesperación, de frustración, de mentira, ni de cansancio. La palabra de Dios dice, “los que ESPERAN en el Señor tendrán nuevas fuerzas”. ¡Espere usted en el Señor y Dios le va a dar a usted nuevas fuerzas! ¡No se canse! Dice la palabra que “los que esperan en el Señor volarán como águilas, correrán y no se cansarán, caminarán y no se fatigarán”. Aprenda usted a esperar en Dios y El le dará la fuerza que usted necesita para poder ver su milagro. ¡Siga empujando!


No fue el toque de Jesús lo que le dio el milagro a esa mujer, fue el toque de esa mujer, lo que le dio su milagro. Dios quiere darle a usted una clase de fe a tal punto de que no requiera que nadie ore con usted, que nadie le ponga las manos, que nadie lo unja con aceite – aunque todo eso es buenísimo, lo hacemos todos los domingos y todos los días. Esa mujer no necesitó que Jesús ni siquiera le dirigiera la mirada, mucho menos la palabra y fue sana.

El borde del manto de Jesús se pasea por su lugar. ¡Toque su manto! ¡Empiece a recibir su respuesta! ...¡Todo es posible si puede creer!

Su muerte no fue un accidente

Por Marcos Witt, 31.05.2006


Uno de los milagros más grandes que Jesús hizo en toda su vida se llama la salvación la cual, hasta el día de hoy, ha sido una de las más grandes y maravillosas historias que la humanidad haya conocido.

Dios, estando en el cielo y mirando nuestra condición pecaminosa, sabiendo que necesitábamos una redención, envió a su único Hijo para poder hablarnos, vivir entre nosotros, mostrar su naturaleza divina y comprobarnos que, como hombres, podemos vivir libres de pecado, con la fuerza del Espíritu Santo y que podemos caminar, hablar, pensar, tratar a la demás gente, abrazar, amar, consolar, acariciar y llegar a ser como Jesús.

La muerte de Jesús no fue un accidente, ni algo que sucedió por algún sistema equivocado judicial o legal, la muerte de Jesús fue algo que en la eternidad de Dios, fue planeado. Dios lo pensó y puso todo en orden porque tenía un plan: la salvación del ser humano, el poder vivir eternamente al lado de Dios nuestro Señor.


No hay algo más contundente y comprobado que lo que Jesús habló y lo que selló el hecho de que El fue y es realmente el Hijo de Dios, es precisamente que hoy en día existe una tumba que esta vacía. Usted puede visitar las tumbas de muchos otros hombres que dijeron y declararon cualquier cantidad de cosas autoproclamándose los “mesías” pero sólo uno de ellos tiene una tumba vacía y esa es la tumba de nuestro Señor Jesucristo; ¡está vacía para siempre!

Quizás usted se pregunte, ¿qué significa redención?

Es que el plan perfecto de Dios, la razón por la que El envió a Jesucristo. Redimir algo simplemente significa pagar un precio para volverlo a comprar.

Usted y yo hemos sido comprados por el mismo que nos creo. El nos ha comprado con su sangre preciosa.


Dice Romanos 3:23 que por cuanto todos hemos pecado, estamos destituidos, separados, sin acceso a la gloria de Dios. Y cualquiera que dice que nunca ha pecado, en el momento de decirlo, ya comete un pecado porque dice una mentira.

Romanos 6:23 dice que la paga del pecado es la muerte.

Usted y yo como pecadores merecemos la muerte y solamente si alguien estuviera dispuesto a pagar el precio de muerte, es que podríamos ser libres de la condena eterna que trae la muerte. Pero ¿quién iba a pagar nuestra condena? Hubo alguien que miró nuestra condición, que no teníamos la forma de pagar un precio de sangre, y se ofreció, fue delante de su Padre y dijo, “Yo me ofrezco, yo seré ese sacrificio perfecto. No quiero que ellos mueran, yo voy a morir en su lugar para que el precio de su pecado quede de una vez y para siempre pagado”.

¿Por qué lo habrá hecho? ¿Por qué fue Jesús movido a pagar nuestra condena? La única razón es por lo tanto que nos amó.

La Biblia dice, “de tal manera amó Dios al mundo, que dio a su Hijo Unigénito, para que cualquier persona que crea en El” – no en los libros, ni en los filósofos o en las filosofías, estratagemas y pensamientos de hombre – “no se pierda mas tenga vida eterna”.

Lo único que le va a garantizar a usted la salvación eterna de su alma es creer en Jesucristo, nuestro Señor. El es el camino, El es la vida, El es la verdad, nadie puede acercarse al Padre sino es por El. Solamente creyendo en El tendremos vida eterna.

Romanos 5 dice, “mas Dios mostró su amor para con nosotros en que siendo todavía pecadores, Cristo murió por nosotros”.

En Juan capitulo 15 Jesucristo mismo dijo, “el amor más grande que uno puede tener es dar su vida por sus amigos”.

El hecho de que Jesús dio su vida por nosotros quiere decir que El se considera amigo nuestro. El fue a la cruz pensando en todos nosotros. Jesús no murió por accidente, su propósito, su destino, su misión, su sueño fue que al morir, usted y yo tuviéramos vida porque soñó con nuestra victoria.


Cuando Jesús declaró “consumado es”, los cielos se estremecieron, se hizo noche, la tierra se sacudió y cuando El colgó su cabeza, cuando rindió su cuerpo a la muerte fue cuando empezaron una parranda en el infierno. “Finalmente” - pensó Satanás – “ya lo tengo donde lo quiero, lo voy a poder sepultar”. Y Satanás se dijo por dentro, “yo tengo las llaves de la muerte, las llaves a la tumba, yo puedo hacer con Jesús lo que quiera”. Pero de repente, muy temprano en la mañana, por primera vez hubo luz en el infierno. De un momento a otro el diablo sintió una presencia que El desconocía, se sintió medio aturdido, medio atarantado; se despertó y dijo, “y esa luz, ¿de dónde viene? ¡Quítenme esa luz!” Cuando El volteó para ver por el pasillo del infierno, caminaba el mismo Hijo de Dios rumbo al trono satánico, directo hacia Satanás y le dijo “quiero las llaves, dame las llaves, diablo mentiroso. Tomaste una vida libre de pecado, con sangre real, pura, sin error. Diablo, perdiste, me quisiste dar muerte pero ahora estoy aquí, vivo, delante de ti para decirte: dame las llaves a la muerte, al infierno, al pecado y al temor”. ¡Jesucristo tomó la autoridad, Jesucristo tomó las llaves! ¡El vive hoy, victorioso sobre la muerte, sobre el infierno y sobre la tumba! Victorioso es nuestro Señor. ¡Hoy en día hay una tumba vacía!


La mañana en que Cristo resucitó, unas mujeres que fueron a su tumba, ellas pensaban que lo iban a volver a ungir, lo cual era un rito normal que hacían con los recién enterrados. De repente se encontraron con que alguien movió la piedra, que no había nadie en el sepulcro y empezaron a lamentarse, a llorar, a preocuparse y a decir, “¡alguien se robó a nuestro Maestro, alguien se lo llevó, lo movieron de este lugar!” ¿Dónde estaban los guardias? Habían sellado la tumba al estilo romano para que nadie, sin la firma autorizada, pudiera quitar esa piedra. “¿Qué hicieron con Jesús?” De repente sintieron a alguien detrás de ellas que vino y les preguntó, “¿qué vienen a hacer ustedes señoras?” “Venimos a ungir a nuestro Maestro” - respondieron. Y la pregunta fue, “¿POR QUE buscan entre los muertos al que vivo está? El que ustedes han venido a ungir, no esta en la tumba, ¡HA RESUCITADO!”


Alabe al Cristo resucitado. ¡Hay una tumba vacía! Hay un Mesías resucitado, una victoria completada, una vida eterna comprada para cada uno de nosotros. Pero también hay un diablo derrotado que esta debajo de nuestros pies. Pisotéelo cada oportunidad que usted pueda. Cuando usted brinque y alabe a Dios, sepa que esta usted brincando arriba de la cabeza del diablo. Brinque más fuerte, brinque más alto porque él ha quedado debajo de nuestros pies. Los demonios están confundidos y la muerte ha sido tragada en victoria.


Preguntó el apóstol Pablo, “¿dónde esta, oh muerte, tu victoria? ¿Dónde esta, oh sepulcro, tu aguijón?” La respuesta está en que Cristo está sentado sobre el trono de autoridad eterna. No hay diablo que a usted lo pueda vencer si usted tiene al victorioso viviendo dentro de usted. No hay demonio que lo pueda detener a usted. Si usted tiene a Cristo en su corazón, no hay muerte que lo pueda a usted sorprender.


Romanos 8 dice, “el mismo Espíritu” - no otro espíritu - “que resucitó a Cristo de los muertos”. El mismo Espíritu que movió esa piedra, que sorprendió a esa guardia romana y que sopló vida a ese cuerpo muerto de Jesucristo, ese mismo Espíritu ahora vive en cada uno de nosotros; EL MISMO ESPIRITU. Y ese mismo Espíritu que le dio vida a Jesús – declara el apóstol Pablo – nos va a dar vida a cada uno de nosotros, los que creemos.

Tanto bueno como delicioso

Marcos Witt

No todo lo bueno es delicioso y no todo lo delicioso es bueno. Mi esposa Miriam y yo constantemente
batallamos para enseñarles esta a nuestros cuatro hijos que siempre prefieren lo delicioso sobre lo bueno. Por ejemplo, la medicina que de vez en cuando tenemos que administrarles cuando tienen alguna gripe o condición que amerite la tomen, es algo "bueno" pero, en ninguna manera lo consideran "delicioso". Las compañías que se dedican a hacer medicamentos para niños todavía no han encontrado sabores lo suficientemente deliciosos para que los niños "disfruten" el tomar su medicina. Aunque la hagan de sabor de uva , fresa o cualquier otro sabor, a nuestros hijos no les han logrado convencer de que es algo "delicioso". Sin embargo es algo "bueno" y necesario tomarlo para que se recuperen. De igual manera, tenemos el problema con algunos alimentos, pero especialmente con los vegetales. Por ejemplo, mi hijo Jonathan, de cinco años, tiene la idea equivocada de que todo lo que se ponga en su plato de color verde no es de Dios. Siempre nos está tratando de convencer que quitemos "esa cosa verde" de su plato. Aunque no le parezca delicioso, sabemos que es algo "bueno" que necesita para el correcto desarrollo de su cuerpo. Nos ideamos de mil maneras para convencerlo de que se lo coma y algunas veces, les confieso, no tenemos éxito.

Por otro lado, no todo lo "delicioso" es bueno. Parece ser que antes de una comida es cuando a los hijos les da por querer comer un chocolate, dulce o alguna otra cosa "deliciosa". De hacerlo, arruinaría el apetito para recibir lo "bueno" que en este caso es la comida. El máximo ejemplo de algo "delicioso" que no contiene nada de "bueno" es el dulce que venden en los parques que llamamos el "algodón de azúcar". Cuando asistimos a estos lugares con nuestros hijos, necesitamos prepararnos para echar a perder parte de nuestro presupuesto en este "delicioso" pero "bueno para nada" dulce que nos piden con insistencia nuestros hijos. Creo que en esta situación existirán padres e hijos por toda la eternidad. Que Dios nos siga iluminando para saber como tratarlo día con día (y todos los padres dijeron..."AMEN")

En el Reino, el Señor nos enseña algo que es tanto bueno como delicioso: "Mirad cuán bueno, y cuán delicioso es habitar los hermanos juntos en armonía"(Salmo 133.1)
Haga nota de que dice "juntos" y "en armonía". Esa es la clave para que sea tanto bueno como delicioso. Hay algunos hermanos que están "juntos" pero no "en armonía". Es necesario el tener las dos cosas funcionando para que sea una experiencia buena y deliciosa. El Señor dijo que el mundo conocería que somos sus discípulos por el amor que nos tendríamos el uno hacia el otro, no por los pleitos que tendríamos los unos con los otros. Algunos tiene la idea de que el mundo sabrá que somos discípulos de Jesús por nuestra manera de predicar, evangelizar o cantar, pero ¡no!, Jesús dijo que sería por nuestro "amor".

Tengo una carga personal de que la Iglesia aprenda a vivir "juntos en armonía". Constantemente, necesitamos rechazar las actitudes en nuestro corazón que alberguen pensamientos de división, contención o sectarismo. Necesitamos contribuir a que el cuerpo sea uno, tomando autoridad sobre todo principado o potestad que se quiera levantar en contra de la unidad de la Iglesia de Jesucristo. Esto empieza con uno. Uno mismo tiene que tomar la decisión de vivir "juntos en armonía" y uno mismo es el que cosecha las recompensas de ello. En esto tenemos que mostrar gracia y el amor de Dios. Aunque pensemos de distintas maneras con respecto a algunas cosas, si hemos sido lavados con la Sangre preciosa del Cordero, somos hermanos en Cristo; y necesitamos enfatizar lo que nos une, y minimizar lo que nos distingue.

Le doy gracias a Dios porque en estos tiempos, como siempre, ha levantado hombres que usa para la unidad de Su cuerpo. Sea usted una de esas personas. Permita que el Señor lo use en contribuir a que el mundo conozca que el Señor fue enviado para que creamos en El, y recibamos su salvación. ¿Conoce el mundo que usted es un discípulo del Señor? ¿Puede el mundo ver el amor que tiene hacia su hermano en Cristo? Espero que sí, porque esto no es tan solamente "bueno" sino que también es "delicioso".

P.D. Oren por Miriam y por mí para saber convencer a Jonathan que "esa cosa verde" en su plato, aunque no sea "delicioso" es "bueno" para él.

Publicado en la revista Carisma Internacional (Vida Cristiana), 1995

COMO TENER UNA DISCIPLINA DEVOCIONAL


Pastor Dagoberto Gonzales

Tú, pues, hijo mío, esfuérzate en la gracia que es en Cristo Jesús. 2Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros. 3Tú, pues, sufre penalidades como buen soldado de Jesucristo. 4Ninguno que milita se enreda en los negocios de la vida, a fin de agradar a aquel que lo tomó por soldado. 5Y también el que lucha como atleta, no es coronado si no lucha legítimamente. 6El labrador, para participar de los frutos, debe trabajar primero. 7Considera lo que digo, y el Señor te dé entendimiento en todo. 8Acuérdate de Jesucristo, del linaje de David, resucitado de los muertos conforme a mi evangelio” (2 Timoteo 2:1-8)

Introducción

La América en la que hemos nacido y en la cual hemos crecido, ha formado en cada uno de nosotros algunas características negativas en nuestra conducta, que son necesarias señalar para así superarlas.

Una vez que nos hemos encontrado con el Señor, se inicia la maravillosa obra transformadora en nuestra vida. “estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo(Filipenses 1:6)

El mover del Poder de Dios en nuestras vidas, muchas veces nos dará con la intensidad que nuestro Seños desea, por una de esas herencias latinas “LA INDICIPLINA”, ya que la presencia de este “germen” en nuestra vida afectara nuestro tiempo de oración, lectura y estudio de la palabra y de comunión y asistencia a la iglesia.

Este taller antes de mostrar el contenido de un devocional, intenta que juntos reconozcamos que el primer paso para una vida devocional victoriosa y vigorosa es la DISCIPLINA.

Disciplina es una palabra que al oírla nos hace reaccionar con cierto grado de recelo, pero especialmente en estos días es necesario lo que dijo he hizo el apóstol Pablo “golpeo mi cuerpo y lo pongo en servidumbre”, Pablo habla aquí de disciplina, en varias oportunidades el Apóstol nos compara como soldados, cuya características principales es la disciplina.

Nuestro Señor Jesucristo es el mayor ejemplo de disciplina que ha existido según

(2 Timoteo 2:1-8.)

Él es el soldado más disciplinado, el atleta más esforzado y el labrador más incansable.

Definición de Devocional:

Es aquel tiempo diario que se invierte en “intimar” con el Señor en forma personal.

Marco ideal para un devocional

Determinar el TIEMPO, (hora) ideal.

Debes escoger un momento de inicio que facilite la meditación, un momento sin molestias ni desatenciones, un momento enteramente dedicado entre tú y Dios, puedes hacerlo a cualquier hora que sea libre para esto.

Determinar el LUGAR ideal.

Este lugar debe ofrecer privacidad y silencio, podría ser tu cuarto, el baño, la ducha, sala, etc.

Inicia con DURACION PROGRESIVA.

El hombre que por primera vez se puso un par de tenis y de inmediato se metió un maratón, al día siguiente no quería saber nada que tuviera que ver con correr, poco a poco podrás ir devorando más minutos hasta alcanzar la meta de una hora de devocional (tiempo ideal).

Oración.

Debe ser natural, espontaneo, intenso con entendimiento, ata todos tus pensamientos y concéntrate en el Señor, no permitas que absolutamente nada perturbe tu comunicación con el Señor, la oración es platicar o hablar con Dios.

BIBLIA.

Escoge un libro y empieza a leer un capitulo por día, subraya los versos claves, anota las enseñanzas prácticas y memoriza un texto que este retando tu vida.

ADORACION

No debe faltar un tiempo para cantar al Señor, dedica un momento a dar adoración, agradecimiento, enamorarlo a través de una melodía espontánea y sincera.