miércoles, 27 de octubre de 2010

El Desierto

Misael Argeñal

Texto: Deuteronomio 8: 15-16. Fecha: 14 – Julio - 1999

Que te hizo caminar por un desierto grande y espantoso, lleno de serpientes ardientes, y de escorpiones, y de sed, donde no había agua, y el te saco agua de la roca del pedernal; que te sustentó con maná en el desierto, comida que tus padres no habían conocido, afligiéndote y probándote, para a la postre hacerte bien.”

Introducción

¿Qué es el desierto?

En la vida natural es un lugar despoblado, lleno de arena, no existen arboles, es solitario y peligroso por sus serpientes, es un lugar donde cualquiera se desanima.

Nunca Dios va a llevar a alguien a un lugar de privilegio si primero no pasa por el desierto.

Dios saco al pueblo de Israel de Egipto para llevarlos al desierto y allí hablarle a su corazón, donde Israel no tenia nada en que distraerse.

La vida cristiana no es una vida de rosas, ese es un evangelio mentiroso, pues la vida cristiana es una vida formada en el desierto, en pruebas y en peleas contra nuestro enemigo.

Esta no es una vida de emociones sino de convicciones, úes el justo por la fe vivirá.

Razones por las cuales nos lleva Dios al desierto.

Una de ellas es para humillarnos.

En la aflicción se moldea el corazón ya que venimos de Egipto, llenos de orgullo, pero en el desierto Dios desvanece el orgullo a través de la aflicción, el quebrantamiento es lo que Dios busca, sin quebrantamiento no habrá vida en Cristo, en nosotros no habrá dones ni ministerio sin quebrantamiento.

Para ser Instrumentos.

Si no pasamos por el desierto, jamás llegaremos a ser los instrumentos que el quiere.

Para aprender a ver la hora de Dios.

En el desierto no vamos a estar el tiempo que nosotros queramos, sino el tiempo que Dios quiera, el tiempo que Dios establezca, hasta que nuestro carácter sea formado y tengamos bases profundas para no ser movido por todo viento de doctrina, que no seamos fluctuantes.

Para probar nuestro fidelidad.

Dios lleva a los hombres al desierto para probarnos, para ver si somos gente confiable, para ver si somos gente que no soporta y quiere volver atrás, para ver si somos gente como Josué y Caleb, que no les importó el desierto, ni las circunstancias, ni los gigantes, ellos decidieron ser formados y hacer lo que Dios quería que hicieran, aunque no era fácil fue cuestión de decisión.

Para enseñarnos su fidelidad.

Lo maravilloso de Dios es que aunque te pase por el desierto, Dios y su misericordia siempre se extienden hacia nosotros, dándonos agua de la roca y pan del cielo, Dios no es un Dios áspero, es fiel, es clemente y compasivo con nosotros.

Dios nos lleva al desierto para saber que hay en nuestros corazones.

Es allí donde los corazones son probados, y los que entran por la carne salen huyendo, los que entran por oportunidades, fama o dinero, salen huyendo porque en el desierto se sabe quien es quien, el corazón es puesto ante los ojos de Dios.

Conclusión.

Dios no va a llevar a un hombre a una posición de honor con un corazón malo, antes de ponerlo en cualquier posición lo primero que Dios hará es llevarlo al desierto para probar su corazón.

El desierto es un lugar para probar y enseñar la dependencia total al Dios de Israel.



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