lunes, 26 de enero de 2009

El propósito del llamamiento


Una de las cosas que llama la atención en la elección de los discípulos, es que Jesús lo hace después de ver a las multitudes desamparadas y dispersas como ovejas sin pastor:
“Y al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas; porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor”.
(Mateo 9: 36.)
Aun recuerdo claramente cuando nos visito hace unos años Danilo Montero, y antes de ofrecer el concierto en el estadio de nuestra ciudad, lo llevaron a la radio de nuestra Iglesia, y la persona que lo entrevistaba le preguntó; ¿Qué siente cuando ve las multitudes llegar a sus eventos? Y rápidamente respondió: “Compasión”.
Eso impacto en mí, y cambio todo el sistema visual que había en mi vida acerca del cristianismo, ¡Cuánto necesitamos como ministros de Dios volver a activar la válvula de la compasión en nuestros corazones! Eso rompería barreras de racismo espiritual entre las Iglesia y denominaciones, le daría mas libertad al Espíritu Santo de obrar en el corazón de la gente, si tan solo viéramos como Dios ve a las personas, no estaríamos sentados solamente esperando la venida de Cristo, sino que estuviéramos gritando a la puerta del arca para que entren todos los que crean en el nombre de Jesús el hijo de Dios.

Compasión significa: “Benignidad, Bondad, Misericordia, Piedad”.
Quizá la situación en el tiempo de Jesús era la misma o talvez es peor la que vivimos hoy en día, pero el motivo del llamado sigue siendo el mismo, “compasión por las Almas”, no importa en que situación se encuentren, Jesús sigue amándoles aun cuando ellos no quieran amarlo a El, no importa que tan sucio se encuentre el ser humano en el pecado, el corazón de Jesús no a dejado de latir por amor a el, su mano aun no se a acortado para sacarlo de sus necesidades, el es el mismo que lloró en la muerte de su amigo Lázaro, el que fue movido a misericordia cuando vio el dolor de una madre que había perdido a su único hijo y lo resucito, el mismo que le dijo a una niña: “A ti te digo; Levántate”, y al instante volvió a la vida, el mismo que camino sobre las aguas, el mismo que estuvo dispuesto a dejar su Gloria para hacerse como hombre, y morir por Amor a ti, Jesucristo es el mismo de Ayer, hoy y por los siglos.

“Finalmente, sed todos de un mismo sentir, compasivos, amándoos fraternalmente, misericordiosos, amigables; no devolviendo mal por mal, ni maldición por maldición, sino por el contrario, bendiciendo, sabiendo que fuisteis llamados para que heredaseis la salvación”.
(1 Pedro 3: 8- 9.)

“El día en que Jesús extendió su mano para señalarte, no fue para Juzgarte, sino para escogerte”.

Por: Anthony Hernández
Credo Producciones
(504) 9776-5242

1 comentario:

  1. Dios les bendiga, vaya que no entiendo como no hay comentarios si estas reflexiones es tan, tan llenas de Jesús.

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