viernes, 19 de diciembre de 2008

El Río de Dios


Texto: Ezequiel 47: 1-12.
Introducción
Vale la pena enfatizar que el río de Dios es Cristo, es la revelación de la palabra de Dios, la cual trae consigo vida en abundancia, sanidad y toda clase de bendiciones.
El agua es uno de los elementos vitales para nuestra existencia, no podemos pretender vivir sin agua, debemos acercarnos y beber de la fuente que es Cristo Jesús.


1. En los vrs. 1-2, vemos como el profeta comienza su narración haciendo énfasis en la casa donde fluían las aguas.
La presencia del Señor en el santuario renovado es fuente de fecundidad y de vida para todo el país, la figura del manantial que expande vida a su alrededor es solo la presencia de Dios.

2. En los vrs. 3-5, nos muestra distancias en símbolos de niveles, vemos a Dios con un cordel midiendo la distancia sobre la cual nos llevara, cada ves que sea mas profunda nuestra relación con él, nos llevara mas adentro de su río.
Nos habla de diferentes niveles espirituales que es necesario que pasemos, no importa que el agua hoy nos lleve a los tobillos, no olvidemos que el nivel del agua cada ves va subiendo mas, y esto es algo de lo que Satanás a de estar asustado, porque él sabe que una persona llena de las aguas de Dios será un problema constante para él y para sus planes.

3. En los vrs. 6-12, nos habla de la vida que trae este río, árboles llenando toda la ribera, árboles llenos de frutos.
Esto nos habla del fruto de nuestra relación con Cristo, toda la vida de estos árboles depende de que tan cerca estén de las aguas del río.

También nos habla de la vida y del crecimiento que trae, abundancia de peces, eso es el crecimiento ministerial que Dios nos dará a los que nademos en las aguas del río celestial, pues todo lo que entre en este río vivirá.

Termina diciendo que los árboles que estén plantados junto al río, bebiendo de las aguas, dependiendo de la vida de las aguas, darán fruto para alimento y hojas para medicina, ¡No olvidemos que estas aguas salen del santuario de Dios!

4. Apocalipsis 22: 1-2. Aquí el Apóstol Juan nos habla de un río que sale del trono de Dios, el cual es de aguas llenas de vida.
En nuestro interior hay un trono que es el corazón, si dejamos que Dios se siente en nuestro trono, no solo será nuestro Salvador, sino también nuestro Señor, Gobernador y Rey, “Nuestro Rey”, cuando esto suceda entonces el río de Dios comenzará a fluir de nuestro interior, sus aguas inundaran nuestro ser, y si nos dejamos arrastrar por las corrientes nos llevaran a un solo lugar, “El árbol de vida que es Cristo Jesús”, la única manera de llegar a él es a través del río.
5. En el relato del Génesis se pone de relieve que a causa del pecado Dios prohibió el acceso al árbol de la vida, pero por la purificación de las aguas y su obra limpiadora nos deja abierto nuevamente el acceso al árbol de la vida que es Cristo Jesús.
Según Apocalipsis las hojas de este árbol eran para sanidad de las naciones, no podemos nosotros dar sanidad si nosotros estamos enfermos, esto significa que para poder darle vida a este mundo, nosotros debemos de morir en las aguas de este río y nacer a una nueva vida comiendo del fruto de este árbol, ¡No olvidemos que tanto la hoja como el fruto son de la misma naturaleza, del mismo árbol, Cristo Jesús!

6. Este río también trae gozo, alegría, Alabanza, fiesta a la ciudad (Salmo 46: 4.)
Es importante saber que una vida llena de las aguas de Dios, no puede estar amargada, ni llena de odio, hay un cambio cuando estas corrientes corren por nuestra vida, “Donde Dios pasa, algo pasa”.

7. El río también trae purificación (Zacarías 13: 1.)
No podemos tratar de ministrar las cosas Santas de Dios si nuestra vida esta infectada por el pecado y la inmundicia, lo mas probable es que muramos en nuestro intento, antes de subir al altar es necesario que subamos al río y nademos un rato en las aguas y todo será diferente, porque habrá vida.

8. esta agua solo se desborda en la vida de aquellos que tienen su morada en la presencia de Dios.
Jesús dijo que esta agua no era para cualquiera, sino para los que tienen sed (Juan 7: 37-39.)
Debemos de anhelar esta agua a través de la fe en Cristo Jesús, y como dice la escritura de su interior correrán ríos de agua viva.
Es interesante que no habla de río, sino de ríos, eso nos habla de la diversidad de dones, talentos, habilidades que fluirán en nuestra vida, tanto como para sobre vivir como para hacer la obra de Dios.

Conclusión.
Todo esto del río es simplemente el Glorioso Espíritu Santo que recibimos a través de nuestra fe, anhelo y búsqueda de la presencia de Dios, el cual nos capacitará, y nos hará aptos para el ministerio y nos dará poder legal para vivir en la ciudad de Dios, que es en su presencia, sus promesas, sus riquezas, sus planes, su corazón, en otras palabras en “Cristo Jesús”.
Por: Anthony Hernández
Credo Producciones
(504) 9776-5242

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