viernes, 5 de febrero de 2010

Actitud de Adorador

Actitud de Adorador

Anthony Hernández

En el año 2007, fue un año de mucho trabajo para Credo Producciones, Dios nos ha abierto puertas en muchos lugares, hemos tenido la oportunidad de visitar diferentes ciudades y en todas hemos visto la gloria de Dios, pero un día nuestro batero Edwin, me llamo y me dijo que un pastor que era recluso en el presidio de nuestra ciudad, en el cual pastoreaba, lo había visitado a su negocio, ya que Edwin tiene una tienda de Baterías e instrumentos musicales, y que al platicar el pastor le pregunto si nosotros estaríamos dispuestos en ir a ministrar al presidio de la ciudad en una noche de aniversario de la Iglesia interna, el pastor le pregunto entre invitándonos y a la vez probando si teníamos miedo de ir allí, y Edwin le dijo que me llamaría para ver mi opinión y la agenda del grupo, pero que lo más seguro es que sí iríamos, cuando me comento de la invitación sin pensarlo dije que sí, que sería una buena oportunidad para nosotros de ministrar la alabanza en ese lugar, y nos pusimos de acuerdo con el pastor, establecimos fecha y nos preparamos para ir, solo fuimos tres, yo toqué el piano y canté, Edwin en la batería y Gabriel nuestro bajista, había cierta incertidumbre en nosotros porque el presidio es un lugar muy inestable, de momento se estalla una guerra entre reclusos y lo último que queríamos era estar en medio de una revuelta, ninguno de los tres habíamos entrado nunca a un presidio o cárcel, era toda una experiencia nueva para nosotros, recuerdo que estacionamos el carro en un restaurante como a dos cuadras, nos quitamos todas las cosas, celulares, anillos, o dinero, no por nuestros hermanos de la iglesia, sino por los que los rodeaban, ya que por buenos no estaban allí, nos encomendamos a Dios y nos fuimos, entregamos nuestro espíritu en las manos de Dios por cualquier cosa, jajaja, íbamos callados solo viendo, el pastor salió a nuestro encuentro dentro del presidio, junto a otros líderes de la iglesia que nos escoltaron, sinceramente sentía temor pero trataba de no mostrarlo, la cara de Edwin y Gabriel era diferente, jamás los vi tan callados y pegados el uno del otro, me imagino que yo estaba igual que ellos o peor, a nuestro alrededor había gente rara, tatuados, de muy mala mirada, ¡Que día ese!.

El pastor que también era un recluso del presidio nos dijo; “no teman, aquí en la iglesia los están esperando para la fiesta”, cuando llegamos a la iglesia nuestra sorpresa es que nos encontramos con más de doscientas personas entregadas a Cristo, la iglesia estaba llena, nos recibieron con abrazos, algunos eran conocidos de nuestras colonias, había gente de diferentes pandillas, diferentes tatuajes, diferentes condenas legales, pero sentados el uno al otro unidos por un Espíritu diferente, por una gracia diferente, en sus manos todos tenían una Biblia, y en sus rostro una sonrisa, cuando nos presentaron a la iglesia y nos dieron el espacio de la alabanza comenzamos a sentir una libertad y una paz que jamás la había sentido, ninguno de los presentes tenía cara de preso, danzaban juntos, corrían alrededor de la iglesia, era una locura, era una fiesta, a la verdad en pocas iglesias hemos visto la libertad y la expresión que tienen los llamados “Presos” en el presidio, que a la verdad de presos no tienen nada, lo único que los amarra a estar allí son los errores del pasado, pero su espíritu es completamente libre por la sangre de Cristo.

Recuerdo que en medio de la Alabanza comenzamos a cantar una canción de Billy Bonster que dice: “Cuando el Señor hiciere volver la cautividad, seremos como los que sueñan, mi boca llenará de risa, mis labios de Alabanza, entonces diré a las naciones grandes cosas a hecho el Señor, me gozare en Jehová, pues a llevado todo mi dolor, me a hecho libre”.

Mientras cantábamos esta canción yo comencé a llorar, y no podía cantar solo lloraba mientras la gente danzaba, y empezamos a repetir esa frase que dice: “Entonces diré a las naciones grandes cosas a hecho el Señor”, para mí era un momento profético, yo miraba la cara de ellos y profetizaba su libertad, y no solo espiritual sino legal, al decir que irían a las naciones a proclamar la grandeza del Señor, pero por otro lado los veía y decía dentro de mí que quizás entre ellos había personas que legalmente estaban condenados a nunca salir de allí, algunos tenían condenas de medio siglo y las iban comenzando, y verlos cantar y profetizar que irían a las naciones a decir las cosas grandes que Dios había hecho, eso me quebranto y lloré pero no dejé de profetizar.

En ese mismo día también había sucedido otro milagro, al pastor recluso le habían dado momentos antes comenzar la reunión su carta de libertad, le dijeron que podía irse a dormir a casa, que su deuda le era perdonada, te imaginas estar condenado a muchos años de prisión y que un día de aniversario de la iglesia te digan eres libre, ya no debes mas, se te perdono tu condena, ¿Qué harías tu? ¿No sería uno de tus días más felices de tu vida? ¿Te has preguntado qué se siente estar años entre paredes y barrotes, y un día salir a la calle y ver lo lindo de tu ciudad? ¿Poder comerte una Pizza con toda libertad? Eso paso ese día, fue una locura, si algún Pentecostés yo viví en mi vida fue ese día en el presidio.

Al final del evento oraron por nosotros y un joven como de 25 años dirigía la oración y comenzó a profetizarnos, sinceramente yo no soy muy dado a emocionarme cuando me dicen “así dice el Señor”, creo firmemente en la profecía cuando siento que es de Dios, pero no le creo a cualquier emocionalistas que me diga “así dice el Señor”, pero ese día nos dieron una palabra tanto como grupo como individual que vino a ser como un escudo para nuestra vida, estremeció mi vida, hizo arder mi espíritu, nos impulso a trabajar mas en la visión, a afirmar mas nuestra vida, a desafiarnos a cosas mayores, a no creer cuando te dicen que no puedes, y a ver la luz aun cuando a nuestro alrededor haya tinieblas, porque la luz de Dios no nació a nuestro alrededor sino de nuestro interior, hubo una profecía muy personal también que nos hizo aferrarnos mas a nuestro llamado.

Sabes a la verdad parecía que los necesitados éramos nosotros, más que ir a dar, fuimos a recibir, y si nos volvieran a invitar te aseguro que no lo pensaríamos dos veces, correríamos a ese lugar, fue una noche que marcó la vida de Credo.

Cuando salíamos del presidio el pastor nos acompañaba y nos hizo un comentario, me dijo el joven profeta que dirigió la oración al final, tiene pocos años de estar aquí y está condenado a 62 años de prisión, sabes sentí un nudo en mi garganta, por que dije si este estuviera afuera sería alguien grande en nuestra ciudad, pero Dios tiene propósitos que aunque no los entendamos, él es soberano, y su voluntad al final siempre lleva un buen final.

El Origen de la Alabanza.

Existe una tremenda diferencia entre la música y la alabanza, aunque van de la mano, por ejemplo, si vemos sus definiciones lo entenderemos mejor.

¿Qué es música? = Es el Arte de producir sonidos agradables al oído.

Como podemos ver es algo que tiene que ver con talento, con arte, con un estudio, es algo que no es espiritual, es un talento natural, si fuese un talento divino no lo tendrían los del mundo, la diferencia de los que tenemos el talento de la música es como lo usamos.

¿Qué es Alabanza? = Según el diccionario Océano es: //Elogiar, Exaltar//

Según el diccionario Bíblico es: //Acción de Glorificar, ensalzarlo, bendecir, especialmente con himnos y cánticos, cantarle.//

La alabanza es más que música, es la expresión misma del corazón, es una de las maneras de expresar agradecimiento. Para Alabar a Dios no necesitamos saber de música, ni de partituras etc. Solo necesitamos tener un corazón lleno de agradecimiento y de exaltación para el nombre de Dios.

“No es cuestión de talento, es cuestión de actitud”.

Anthony Hernandez

credoproducciones@yahoo.com

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